He aquí uno de los primeros textos –sino el primero– publicados por los autodenominados «misiopunks» (subtes de clase media baja y de sectores populares o «aguja», como dirían los chiquillos de hoy) en contra de los «pitupunks» (subtes de barrios acomodados). ¿Dónde empezaba uno y dónde acababa el otro? Estas cuestiones dependían de la subjetividad y representaciones que se hacía cada cual. El hecho concreto, más allá de los argumentos esgrimidos por cada parte, fue que el conflicto entre ambas facciones debilitó a la movida subte hasta acabar, pocos años después, con gran parte de su impulso inicial.
Eran los últimos meses de 1985, nadie podía saber entonces que se acercaba el fin de las bandas fundadoras del Rock Subterráneo (Narcosis, Autopsia, Leusemia, Guerrilla Urbana y Zcuela Crrada). Los grupos que estaban por hacer estallar el movimiento en dos bandos irreconciliables (S. de M., G-3 y Eutanasia) aun no existían o se encontraban, apenas, ensayando sus primeros temas.
El autor del texto es Pedro «Tóxico», bajista de S. de M. (Sociedad de Mierda) –banda creadora de "¡Púdrete pituco!", uno de los temas más importantes e influyentes de toda la historia del Rock Subterráneo– y editor del fanzine Kólera Subterránea, en donde se publicó originalmente.
¿PUNK EN LIMA? (por Pedro 'TÓXICO')
La siguiente es una nota aparecida en el primer número del fanzine KÓLERA (en setiembre de 1985). Y fue la que se encargó de mandar el primer escupitajo a los “hijitos de papá” conocidos como los pitupunks.
Analizando lo que es el «punk» en nuestro medio, podemos decir que es una simple y burda pose por parte de tanto pituco suelto y de la mayoría de las bandas, que en sus canciones dicen cosas que, como supuestas víctimas creen sentir. No son sus vidas. Son simples mentiras baratas. A estos seudo punks jamás se los llevan en redadas, “hay policías cuidando sus casas”. Ellos no se tienen que medir en gastos, lo que deseen sólo tienen que pedirlo a papá. Estos no tienen que caminar cuadras y cuadras o viajar en micros repletos y viejos para bajarse y echar a correr; no hacen esto porque tienen sus propios autos. Ellos hacen viajes al extranjero con la única finalidad de ver bandas PUNKS en concierto o comprar discos y hacer conexiones.
No los comprendemos. No saben ni mierda de la gente de abajo, ignoran los barrios limeños. Si los provincianos son excremento para estos y lo peor y más vergonzoso es hablar de la «CHICHA».
Piensan que ser punk es llevar el pelo parado, sacarse las patillas, ponerse una casaca cargada de remaches, un pantalón jean (importado) gastado, un par de zapatillas (también importadas) ensuciadas intencionalmente. ¿Es eso ser punk? Andar espantando gente con la vestimenta, aunque se lleve pus en el cerebro, ¿es ser punk?
Buscar la pose más agresiva y mala, aunque cueste esfuerzo, ¿es eso ser punk? Respondan carajo. ¿Es eso ser punk? Solamente son una asquerosa pose de mierda.
Mucho más importante es lo que se lleva en el cerebro, que lo que se pueda llevar sobre el cuerpo; esto último es solamente una cáscara, lo primero es lo que realmente cuenta.
Sus canciones son para otras voces. Devuelvan el PUNK. El PUNK es de las calles con muladares, de los barrios y sus sucias paredes pintarrajeadas, de las ratas y sus desagües, de los hogares incómodos y pequeños, de los jodidos por la policía. El verdadero PUNK es de los ladrones por necesidad, de las prostitutas inocentes, de los niños abandonados y hambrientos, de los desempleados, del obrero. El PUNK es de los marginados, de los explotados, NO de los explotadores.
Ya lo saben farsantes, devuelvan el PUNK. Callen sus mentiras y enciérrense en sus residencias y púdranse allí. Monstruos engreídos por papá, mátense entre ustedes, arránquense la lengua. Me dan asco. Los vomito: bbbbuuuuaaaaaaaaa.....
(A quien le caiga la patada, que se sobe).
Fuente:
Patada Kriminal (Lima), Nº 1(?), 1987.