Acabo de ver en el programa de televisión «Punto Final», dirigido por Nicolás Lucar y transmitido por Frecuencia Latina (canal 2 de Lima), un reportaje del periodista Eduardo Venegas titulado "La verdadera historia del rock peruano", en donde aparecen algunas bandas surgidas desde fines de la década del 50, los 60 y 70 pero que, al referirse a la explosión desatada en los 80, sólo pasa revista a los grupos y solistas del sector comercial de la escena, ignorando completamente a la movida del Rock Subterráneo, como si ésta no hubiese existido o dejado huella de su existencia.
Más inexplicable aun es la presencia en el reportaje del testimonio de Daniel F, quien figura ahí simplemente como 'músico', sin mencionar siquiera a Leusemia o a la movida de la cual provenía. O el hecho de resaltar la presencia de «Pelo Parao» Madueño a la hora de referirse a los músicos que acompañaron originalmente a Miki González, como si el hombre no hubiese sido parte de una banda tan decisiva en la historia del rock peruano como Narcosis.
Todo esto no despertaría ninguna sospecha o indignación de mi parte -pues ya en otras ocasiones, por pura ignorancia o desconocimiento, había visto lo mismo-, pero esta vez era diferente. Apenas tres días antes, el viernes 28, se había realizado un concierto en el Parque de la Exposición, organizado por esa poderosa mafia musical que se hace llamar APDAYC con el pomposo y mentiroso título de «25 años del rock nacional». ¿Veinticinco años? ¿no se supone que el rock peruano inicia su trayectoria en 1957? Parecen estarse refiriendo al cuarto de siglo transcurrido desde el surgimiento de la escena pop comercial de los 80, pero no se atreven a reconocerlo.
Entonces, todo parecía cobrar sentido. Más aun, cuando leémos en la columna del músico Gerardo Manuel, en la edición digital de El Comercio el día 26, que dicho evento "es solamente el punto de partida para un proyecto mucho mayor que se realizará próximamente y que abarcará los más de 50 años que conforman la historia completa del género más popular de nuestro tiempo en nuestras tierras". Se puede ver, entonces, a quien se busca beneficiar con 'reportajes' de este tipo y quienes serán los grandes ausentes (y perjudicados) de siempre. Como si veinticinco años no hubiesen pasado en vano...
Más inexplicable aun es la presencia en el reportaje del testimonio de Daniel F, quien figura ahí simplemente como 'músico', sin mencionar siquiera a Leusemia o a la movida de la cual provenía. O el hecho de resaltar la presencia de «Pelo Parao» Madueño a la hora de referirse a los músicos que acompañaron originalmente a Miki González, como si el hombre no hubiese sido parte de una banda tan decisiva en la historia del rock peruano como Narcosis.
Todo esto no despertaría ninguna sospecha o indignación de mi parte -pues ya en otras ocasiones, por pura ignorancia o desconocimiento, había visto lo mismo-, pero esta vez era diferente. Apenas tres días antes, el viernes 28, se había realizado un concierto en el Parque de la Exposición, organizado por esa poderosa mafia musical que se hace llamar APDAYC con el pomposo y mentiroso título de «25 años del rock nacional». ¿Veinticinco años? ¿no se supone que el rock peruano inicia su trayectoria en 1957? Parecen estarse refiriendo al cuarto de siglo transcurrido desde el surgimiento de la escena pop comercial de los 80, pero no se atreven a reconocerlo.
Entonces, todo parecía cobrar sentido. Más aun, cuando leémos en la columna del músico Gerardo Manuel, en la edición digital de El Comercio el día 26, que dicho evento "es solamente el punto de partida para un proyecto mucho mayor que se realizará próximamente y que abarcará los más de 50 años que conforman la historia completa del género más popular de nuestro tiempo en nuestras tierras". Se puede ver, entonces, a quien se busca beneficiar con 'reportajes' de este tipo y quienes serán los grandes ausentes (y perjudicados) de siempre. Como si veinticinco años no hubiesen pasado en vano...