viernes, 18 de julio de 2008

EL REGRESO DEL HIJO PRÓDIGO: breve entrevista a LEO SCORIA

El momento esperado por años finalmente ha llegado: Leusemia se presentará esta noche en el auditorio del Parque de la Exposición ante miles de fanáticos con su legendaria formación original, aquella de los años aurorales de la movida del Rock Subterráneo, entre 1983 y 1985. Anteriormente habíamos sido testigos de la reunión de tres de los miembros de la banda en enero de 1995, la primera, y en octubre del año pasado, la segunda, cuando Raul Montañez y Daniel F, dejando de lado los motivos que los mantenían alejados, deciden unirse nuevamente para alegría de todos sus seguidores. Esta vez, es Leo Scoria y no «Escoria», revisen documentos de época quien vuelve al Perú tras una muy larga estadía en las Europas, con la intención de grabar un nuevo disco junto a sus compañeros de juventud.

La celebración de esta noche recuerda no los 25 años de existencia de Leusemia, como repiten algunos incautos, sino el cuarto de siglo transcurrido desde su formación pues, como todos sabemos, la banda dejó de existir entre los años 1986 y 1994. Esperemos que la prohibición de llevar cámaras filmadoras, declarada en los afiches promocionales, anuncie la próxima aparición del DVD correspondiente a la actuación de esta noche pues, creemos, no hay derecho de privarnos a todos de un video histórico que, con todo derecho, le pertenece, desde ya, a la historia del rock peruano.

La entrevista que viene a continuación, realizada por José Gabriel Chueca, fue tomada de la edición de hoy de un diario de circulación nacional, la cual, a pesar de no estar dirigida a un público «leusémico», punk y mucho menos subte, tiene el valor de contribuir a la construcción de la imagen que el público común y corriente se hace del rock nacional heredero de la movida subterránea ochentera.


LEO SCORIA: "HE PROBADO TODO Y NADA
TIENE SENTIDO, TODO ES ABSURDO"


"A mí me jodían mucho en el colegio. Era un huevón. Y hasta ahora soy el mismo huevón. Por medio de un amigo del colegio uno de los pocos con los que podía hablar conocí esta onda de grupos nuevos que se paraban y se pintaban los pelos y hacían esta música violenta y directa. Eso me gustó del punk”, cuenta Leo Scoria.

-¿Cómo supo de Daniel F?
Un hippie que vivía al frente de mi casa y que sabía qué música me gustaba, me presentó a otro hippie que conocía a Daniel (F), que vivía en la Unidad Vecinal. Por ahí salió su teléfono, lo llamé, me invitó a su casa y hablamos.

-¿Cómo eran estas reuniones?
Teníamos 17 o 18. Daniel era un tipo extraño porque no tomaba, no salía y casi no hablaba. Yo era todo lo contrario. Por suerte estaba su hermano, Kimba, que era más o menos como yo: gritón, juerguero. Ellos ya habían grabado un caset, en su cuarto, con una guitarra eléctrica y unos tachos de basura. Daniel me lo puso y yo dije “es la cosa más bacán que he escuchado, quiero tocar con ustedes”. Y me aceptaron.

-¿Recuerda la primera presentación?
Fue en la «Caverna Rock», en el centro [de Lima], subimos después de Up Lapsus. ¿El público? Me acuerdo que por ahí se quitaban, unos volvían, otros gritaban, otros decían “oe, qué bacán”. Pero yo tenía la mente un poco anulada. Me dieron unos retortijones, como de diarrea, pero fue falsa alarma (ríe). Tenía miedo que nos sacaran la mierda. Es la verdad.

-Usted era el punk del grupo. Escribió "Rata sucia" y "Extinción". [Daniel] F es más lírico.
Daniel era más poeta, como ahora, un trovador. Pero estábamos juntos. Sin embargo, yo nunca hubiera seguido tocando lo que hicieron después de que me fui porque no era mi camino.

-¿Qué sentía al ver a los chicos poguear en la nueva escena subterránea?
Era lo máximo. No era que pensáramos que éramos estrellas. Era que, finalmente, hacíamos entender a la gente que podía hacer lo que quisiera. Como siempre estaba borracho y drogado, más por pepas que por huiros y esas cosas, me daba cuenta de poco, me lo contaban todo. Pero seguía. Puedo ser juerguero pero, a la vez, soy deprimido, triste. Me suelo esconder. Prefiero dormir que hacer las cosas. Nunca he pretendido decirle a los demás qué pensar. Solo digo lo que yo pienso.

-¿Por qué se fue del Perú?
Nunca he planeado nada. Leusemia era una cosa del momento. Y era bonito. Pero tuve la oportunidad de largarme estaba asado en Lima. Tenía una enamorada que se fue a Londres y que me llamaba y me invitaba. Junté plata y me fui. Y, allá, ella me mantenía. ¿Qué más podía pedir? Pero me botaron de Londres. Felizmente pude ir a Italia. Si hubiera regresado en ese tiempo, me hubiera suicidado.

-Vive allá desde el 87. ¿Cómo le ha ido?
Trabajo en escenografías porque me gusta pintar. En paralelo seguí con la música, experimentando. No más tradicionalismo del punk –que me da asco– sino minimalismo total. Tuve un grupo, Circus Joy, y llegamos al extremo del extremo, hasta que me aburrí, me deprimí –siempre me deprimo de todo– y me puse a hacer sonido en una casa ocupada. Pero ya lo dejé. Estoy en mi casa, tengo mi piano, una batería electrónica, haciendo una cuestión mía.

-¿Casado? ¿Hijos?
A mí no me hablen de eso. Son falsedades. He vivido con chicas y todo. Ahora he encontrado una chica brasilera por suerte no es italiana con su hija. Somos una pequeña tribu. La pasamos requetebien. Mi hijastra así la llamo- es más metalera que yo, con 14 años.

-¿Cuál es su relación con el Perú?
Al comienzo me daba asco, me quería ir –igual que Roma ahora, me quiero ir–. Y el Perú no es que sea mi tierra, ni que crea en la patria –no creo en nada ni en nadie– pero hay un olor, el olor del aire: me quita el dolor de cabeza que tengo todos los días (se toca la nuca).

-¿Qué tal la invitación de Leusemia?
Esperaba que me pusieran el Sheraton, con chicas calatas, pero no. Es una desilusión (se carcajea). Estoy en un hotelito en Barranco. Pero me divierto, principalmente porque estoy más asado que nunca y regreso a mis raíces con más fuerza que antes, porque en estos años he descubierto lo que es el mundo, la vida, los ajetreos, las mafias... Volver con Leusemia es como si regresara al 85. No he cambiado, lo juro, nada. He probado de todo y, para mí, no tiene sentido alguno. Todo es absurdo.

AUTOFICHA
"Nací en Lima, en el 65. Crecí entre Lince, Jesús María, Pueblo Libre y Miraflores. Estuve en el Franco Peruano. Traté de estudiar geometría en una academia por Canal 5. Somos cinco hermanos. Mis viejos se peleaban todo el día... teníamos problemas económicos. Estuve con Leusemia el 84, 85, 86. Desde el 87 vivo en Roma. Tuve un grupo, Circus Joy, ahí tocaba percusión: latas, barriles, fierros viejos. Escribo mucho pero para mí. Hace dos años, en un incendio, perdí mi casaca del 85".

Fuente:
Perú 21 (Lima), jul. 18 de 2008, págs. 14-15 (ed. electrónica). La fotografía fue tomada de la misma edición del matutino.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Imposible que Leo ESCORIA hubiera podido seguirle el paso a DANIEL F... Demasiada música, demasiada poesía... demasiado para el pobre Leo ESCORIA (no "Scoria", pregúntenle a Leo o a los Leusemia). Por lo demás, muy bonita entrevista.

Enrique

Eduardo Chávez dijo...

excelente entrevista, muy buena fuente, no la habia leido anteriormente,pero eso de que "no he cambiado nada" es dificil de creer mas de 13 años fuera de un continente te cambia totalmente, una cosa es cambiar y otra es alternar.