LA FORMACIÓN HISTÓRICA SE REÚNE POR BREVE TEMPORADA
EL REINGRESO DE VOZ PROPIA
El grupo limeño Voz Propia –pionero de la corriente post-punk en el Perú– ensaya en estos días un retorno al pasado con la reunión de sus antiguos integrantes.
Hasta el advenimiento de la «movida subterránea» de la década de 1980, el rock peruano se había mostrado poco proclive a la introspección. Salvo algunas excepciones generadas por el clima contracultural y místico de fines de los años 60, por lo general las letras de sus canciones evitaban confrontarse con angustias y dudas existenciales, y, cuando no recaían en el consabido "yo-te-amo" y sus variantes, se centraban más en abstracciones poéticas o en inocuas declaraciones de inconformismo.
La explosión generada en Lima en 1984 por el ímpetu renovador del punk rock y sus derivados, tuvo entre sus consecuencias abrir paso a nuevas formas de expresión sonora y lírica, más centradas en el fondo que en la forma. Y si los primeros seguidores de estas corrientes escupían su rabia de la manera más agreste posible, los que vinieron después encontraron formas más inquietantes de expresar su descontento, incluso denunciándose a sí mismos.
Voz Propia es la banda que mejor representa estas tendencias. Desde que su primera producción (el casete titulado «El ingreso», de 1987) hasta la más reciente («El manifiesto», de 2006), sus letras reflejan aquellas sensaciones y contradicciones que reposan en lo más hondo de la esencia humana; incluido ese afán adolescente de abandonar este mundo para escapar de su mediocridad. Todo eso en medio de ritmos roqueramente vertiginosos y hasta propicios para el baile, o inquietantemente melancólicos.
"Hasta ahora nuestras letras tienen un rollo algo oscuro, un corte existencialista", reconoce Miguel Ángel Vidal, vocalista y principal compositor del grupo. Arquitecto de profesión, balancea su trabajo con la actividad de una banda que, si se mantiene vigente, es más por su terquedad antes que por los réditos económicos que pueda generar. El devenir de su vida refleja también el rumbo temático de sus canciones. Así, el pesimismo y la autocrítica despiadada de canciones como "Ya no existes" (1988) o "A oscuras" (1992) ha derivado hacia observaciones menos intransigentes –pero igual de lúcidas– de lo absurdo del ser ("Monocarbono", del año 2006, así lo demuestra).
Si bien el público de la banda no es masivo, ha demostrado su constancia asistiendo a sus conciertos y acogiendo con calidez la reedición en formato CD de la decena de producciones que comprende su catálogo anterior. Es esta audiencia la que mejor ha recibido la reunión de los miembros de la antigua formación del grupo. Un concierto electroacústico, realizado el jueves, fue el punto de partida. La continuación la darán otro, totalmente eléctrico, programado para el 6 de junio en Trujillo, y un DVD que registrará esta experiencia.
Además de Vidal, participan de ella el ubicuo guitarrista Raúl Montañez, el baterista Ulises Quiroz y el tecladista y artista plástico Marcel Velaochaga. El cantante se hará cargo del bajo, ante la inesperada ausencia de Carlos «Bowie» Magán, quien acaba de iniciar un proceso de rehabilitación de su salud en un lugar desconocido incluso por sus amigos más cercanos.
La repentina baja no ha agotado el ánimo colectivo. Después de todo, ellos, al igual que buena parte de la generación de los años 80, ya han sobrevivido con dignidad a momentos y años de tremenda crisis social y extremismo político.
La formación de Voz Propia que se ha reunido es la que grabó en 1996 el disco "Los días y las sombras", considerado uno de los mejores de la historia del rock peruano.
Fuente:
«Variedades», suplemento de El Peruano (Lima), N° 121, may. 11 de 2009, pág. 21.
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