Puta’on, mi vieja se quitó de viaje a Chimbote y mi viejo, oe, puta’on, se borró durante tres días del jato y, oe, sólo venía tarde para jatear porque se está cepillando a una cocha de su chamba. Puta’on, mi jato se convirtió en total liberación. Puta’on, mi vieja se quitó asadaza, tuvo que ir a Chimbote porque su hermana, puta’on, mi tía, se enfermó y mi vieja le encargó a mi mellicito Abel que hiciera de ama de casa, y el ganso no se quitó el mandil ni para cagar, choche. Puta’on, pero se armó un chongazo porque el sistema alienado no deja que los cholos punk, choche, los subterráneos, puta, hagamos el sexo libre, oe, la represión del sistema alienado quiere que todos seamos como Abel, que pagó pato por el vacilón que armamos
ta’on, perdí el control, me cagué en el ensayo y le dije a
Puta’on, seguíamos ahuevadazos mientras abajo Abel y las tías tragaban como la puta madre y nos dio hambre. Puta’on, como estábamos chatos nos olvidamos de vestirnos y nos bajamos calatos, choche. Puta’on, ahí sí que se armó un chongo que no lo hizo ni Syd Vicious cuando se corrió la paja en un concierto. Choche, yo le di beso a todas la cochas y Pocha Caracha también y no computamos que las cochas empezaban a llorar y a rezar no sé qué huevada. Mi mellizo Abelito se rayó, choche, porque agarró las fuentes de sanguchitos y empezó a tirárnoslas encima, puta’on, gritando que iba a llamar, oe, a
Horror, espanto, Apocalipsis, qué le puedo decir, señor, en relación a lo que el salvaje de mi mellizo ha hecho en casa aprovechando la penosa ausencia de mi santísima madrecita que Dios me dio. Fíjese, es una historia tan horrible que de sólo contársela me siento como una mujer en su periodo. Todo empezó cuando la santa madre que es mi madre tuvo que viajar a la bella ciudad de Chimbote, donde radica parte de su distinguida familia, porque su hermana, mi tía Ofelia, se puso muy grave y en cualquier momento entrega su ser al seno del Señor. Antes de viajar mi sacra madre se preocupó tanto de tanto, señor, que la casa, que ese hombre que es mi padre no se meta con otra, que la bestia de mi mellizo, etcétera, etcétera. Pero yo le di toda la confianza del mundo de que el hogar iba a marchar como un anís, sin imaginarme el horror que me iba a hacer pasar el Caín. Bueno, apenas ella se fu
e, hice la lista de las comidas para todos los días, y fíjese cómo es la gente de desagradecida que ni ese hombre que es mi padre ni mi mellizo venían nunca a almorzar y la comida se me quedaba, señor. Bueno, me encargaba al regresar del colegio de hacer las camas, barrer, planchar y me daba mi tiempo para ver Cuerpo a Cuerpo, igual que mi adorada progenitora; era cómo si yo fuera ella, señor, una sensación de lo más maravillosa, hasta me imaginaba estar en la cama con ese hombre que es mi padre y tener que aceptar con asco esas cosas que dicen que hace la gente casada cuando está junta. El sábado pasado, sin embargo, todo cambió y cundió el caos en mi hogar. Yo había decidido hacer un tecito para mis tías y primas más queridas, sin ningún motivo, señor, sólo por organizar algo que a mi madrecita siempre le hubiera encantado hacer pero no puede por falta de plata, pero yo había conseguido unos ahorritos gracias a las economías que pude realizar. Le pasé la voz a mi tía Carmelita y sus hijas,

Pero al momento me repuse porque me llamaba el deber y además justo sonaba el timbre. Puse mi mejor cara, como si nada pasara y bajé a abrir. Ay, eran todas, y mi tía Normita me traía un budín para completar el té. Yo temblaba como una hoja de que el Caín hiciera alguna barbaridad, y mi espanto fue justificado porque justo cuando estábamos hablando de los colegios de los chicos, la flaca y él bajaron sin ropa y se creó el infierno. Mis tías gritaban, Yolanda le tapaba los ojos a Mery y yo perdí el control. Para colmo llegó ese hombre que es mi padre, totalmente bebido, y se solidarizó con los salvajes, tanto que se sentó con ellos a seguir bebiendo mientras mis invitados vomitaban del espanto. Con decirle, señor, que para huir del horror estoy durmiendo en el cuarto de la muchacha de la casa de mi tía Edith.
Fuente:
¡No!, suplemento humorístico del semanario Sí (Lima), Nº 29, págs. 6-7, set. 7 de 1987.

6 comentarios:
q paja me mato de risa leyendo esto
= )
ES MOMENTO DE QUE LA POESIA DEJE DE SER INFANTIL... ES POBRE LA IDEA QUE SE TIENEN DE CAIN... PAUPERRIMO EL LENGUAJE ¿NO SABES COMO CREAR POESIA?... YA YO ESOTY TAMBIEN CONTRA LA REALIDAD Y LA POLITICA PERO YA MADURA... ESO SOLO SE LO TRAGAN LOS PATOS DE LA AGUACHIRLE CASTELLANA... SI NO SABES ESCRIBIR NO CAIGAS EN EL ESTILO DE LOS BAYLIS, LOS ORTIZ Y LOS MIYASHIROS... ES UNA PENA QUE TENGAS QUE LEER ALGO ANTES DE PUBLICARLO. NO ERES CAIN, ERES ABEL
DE LA P'MARE que vargas llosa ni que ocho cuartos, ese pendejo se levanto a la prima y se hizo espahol, le dieron el nobel por lo que hizo hace cuchuchientos anhos, sin embargo rafo leon sigue escribiendo genialidades como esta. Los subtes como grupo fueron menos que los imbeciles de sendero, pero CAIN fue lo mejor de ellos. sigan uds , aver si muestran lo contrario
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jajaajajajajajaja k buena historia, me siento identificado con Cain... pero tbn con Abel
Pobrecito el niño Abel. Yo le entiendo. El mundo nos hace sufrir horrores; millones de horrores, oiga usted. Somos tan dulces, lindos, finos y delicados, con nuestra piel suavecita y gestos de señoritas de alta sociedad; nuestro apoyo y fortaleza es Nuestro Señor Jesucristo. Yo soy cristiano evangélico, pentecostal del heroico y milagroso Movimiento Misionero Pentecostal; pueden visitarme en el templo, casa de Dios, de Chacra Rios, yo te dare una atención de rey, papito rico. Primero te la chupo y, lueguito, me rebiemtad el culito, pues.
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