Corría el año 1985 y el llamado Rock
Subterráneo contaba ya con más de un año de existencia. Numerosos conciertos,
tanto en sectores populares como en distritos de clase media, daban cuenta de
su vitalidad y de su potencial como vehículo transmisor de ideas, visiones y
actitudes sobre la sociedad y la realidad nacional, expresadas por un sector juvenil
urbano de muy diverso origen económico, social y cultural. Se trataba de una forma
de crítica y de radicalismo expresados a través de gritos y consignas, bajo un
fondo sonoro de estridencia y distorsión inéditos en nuestra cultura. Y, sobre
todo, lanzados al margen de los cerrados círculos generados por la izquierda
leninista de aquellos días, partidarizada y dogmática, fenómeno que sus
intelectuales por supuesto no tardarían en analizar y cuestionar desde diversas
ángulos aunque muy poco de ello, lamentablemente, terminara imprimiéndose para
ser conocido de un modo directo por la investigación moderna.
El inicio del presente debate, publicado
entre octubre del 1985 y julio de 1986, tuvo como detonante un enfrentamiento
de hecho entre militantes de base de izquierda, quienes se opusieron por la
fuerza a la realización de un concierto subterráneo convocado en el bosque de Letras, en la Ciudad Universitaria de San Marcos. Cultura popular, cultura de
masas… ¿de qué se hablaba realmente cuando se analizaba el Rock Subterráneo? ¿Rock
nacional o, simple y llanamente, rock hecho en el Perú? Se trataba, en el
fondo, del viejo debate sobre el supuesto carácter «alienante», «extranjerizante»
y culturalmente «imperialista» del rock en nuestro medio, al cual se le continuaba
regateando no sólo su legitimidad como expresión cultural auténticamente
nacional, sino su derecho mismo a existir.
El debate fue inicialmente planteado en
«El Caballo Rojo», suplemento de El
Diario de Marka, por el entonces estudiante de últimos años de historia en la Universidad Nacional Federico Villarreal, Augusto Ruiz Zevallos (ganador de los Juegos Florales de San Marcos en la categoría ensayo en 1986 y hoy profesor de dicha casa de estudios, además de autor de numerosos libros y artículos). Recogería
el guante Óscar Malca, miembro de la movida subte, crítico musical en la
revista Caretas durante la segunda
mitad de los 80 (autor de la muy celebrada novela Al final de la calle en los 90 y director de la revista «Somos», del
diario El Comercio en la década del
2000) quien, desde la revista El Zorro de
Abajo y bajo el seudónimo de «Sigfrido Letal», le respondería aunque sin
mencionarlo en un primer momento pero sí en el texto que cierra la polémica, frente a la réplica de Ruiz. Intervinieron,
asimismo, el músico subte Pedro Cornejo Guinassi (graduado en filosofía en la
Pontificia Universidad Católica del Perú, vocalista de la banda Guerrilla
Urbana, crítico musical y, en los 90, productor de Navaja Records, lo mismo que
autor de numerosos libros sobre el rock en el Perú), secundando la posición de
Malca, y el sociólogo Enrique Larrea, proveniente del popular distrito de El
Agustino y miembro de la banda de rock fusión Simbiosis (a inicios de los 90
formaría Los Mojarras), en una línea más bien dura contra lo subte.
Índice:
(*) Un agradecimiento especial a Raschid Rabí
(UARM), quien proporcionó las copias de los textos publicados en El Zorro de Abajo; y al historiador
Augusto Ruiz Zevallos, quien hizo lo propio con la copia del artículo que abre
el debate, el cual contiene las dos líneas que completan el texto original tal
cual fue entregado en su momento para la publicación.
2 comentarios:
Muy buena la recopilación, sólo me había enterado del concierto (saboteado) de San Marcos pero no de los artículos,réplica y contra-réplica.
Muy buena la recopilación, sólo me había enterado del concierto (saboteado) de San Marcos pero no de los artículos,réplica y contra-réplica.
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